En el mundo del arte, hay personas a las que les desagrada conformarse con el orden social existente y mezclarse con lo común. Se alienan de la corriente principal, tanto en la conducta personal como en la creación, y evitan enredarse en las costumbres mundanas.

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Xu Jingyu es un ejemplo de artista que quiere mantenerse alejado de la realidad carnavalesca. Su visión surge de la imaginación independiente sin ningún tipo de confinamiento a la realidad social. Su obra de arte tiene una presencia de indulgencia salvaje, con cualidades del encanto gótico y complejo de Lolita. Incorpora un contexto alegórico y surrealista, lo que uno puede entender como el desarrollo directo de sus experiencias de vida y estado de ánimo. Pretende simbolizar imágenes clave, de ángeles y rebaños de ovejas, dotando así a sus obras de arte de fuerza y efecto visual. Esto me recuerda las palabras del filósofo alemán Walter Benjamin: Al ángel le gustaría mucho detenerse para despertar a los muertos y convocar a los vencidos, pero una ráfaga de tormenta del cielo le levanta las alas para que no las pueda agitar. La tormenta la empuja incesantemente hacia el futuro al que se enfrenta su espalda, mientras que las ruinas frente a ella se amontonan hacia el cielo. La consecuencia expresa la intersección entre la realidad y la ilusión, la absorción mutua entre la vulnerabilidad y la resistencia, y el conflicto de tales relaciones.

 

El arte de Xu no capta la complejidad de la realidad de manera aparente. Su desapego de la realidad ayuda a preservar los detalles del proceso de creación, permitiendo que se vea claramente la textura de la pintura, la fotografía y la instalación.

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Uno de los detalles alegóricos más destacados de su obra son sus alas de ángel inmortales. Simboliza su aspiración, resistencia y esperanza en nuestro mundo caótico. Además, el objetivo de Xu es buscar a un individuo frágil escondido en el vasto caos, a través del estado de sentimiento sutil. Es una representación veraz del mundo interior imaginado, una realidad abstracta reflejada desde dentro. Otorga un valor a la soledad, la libre expresión y la distinción condensada del caos.

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-Feng Boyi